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lunes, 14 de marzo de 2011

Gente Extraña (Parte 1)


Gente Extraña
Parte 1


Hola comunidad sabia cómo están, yo sabía que ustedes me son mas fieles que mi mujer, por eso desde aquí va un saludo muy grande para mis queridos lectores… no es que no tenga nada qué hacer el día de hoy, pero cancelé mi cita con Obama y el desayuno con el Primer Ministro de Francia para seguir con mi trabajo que seguramente algún día sus hijos me lo agradecerán.

Yo no entiendo cómo puede nacer gente así, completamente desorientados de la realidad, con unos gustos tan estúpidos e insoportables que solo las madres de ellos se los soportan… -se estarán preguntando de quien rayos estoy hablando ahora- pero ok, ok se los voy a decir, aunque de todas formas a eso iba. Y es que resulta mis queridos amigos que el domingo pasado un primo me mandó un mensaje invitándome a echar la vuelta en su nueva “motobike” que su “papi” le había sacado a crédito en Electropura, perdón Elektra…  -¿En serio carnal?- le pregunte muy entusiasmado imaginándome viajar a más de 250 km/h soltándome el pelo y abrazando la libertad del aire -¡va, deja me preparo y en unos 10 minutos te caigo en tu cantón!- le dije, -¡no!- contestó él- ¡yo iré por ti!...(por ti, por ti, por ti, por ti) me quedó esta última frase como un eco resonando en mi cabeza y sentí un escalofrío en la punta de mis oídos.

Fui a buscar mi “Ipod Touch” (pre cargado con buena música obviamente) a mi cuarto, pero me detuve mientras caminaba porque a unas cuadras cerca de mi casa se escuchaba un ruido tan fuerte parecido a una de esas maquinas que derriban arboles (motosierras)… pensé que tal vez los Del Castillo habían decidido talar ese árbol de Mangos que nunca dio un fruto bueno desde  que tengo memoria. Pero aquel ruido se hacía cada vez más intenso y hasta los vidrios de la vitrina vibraban -¡caray! pensé- tal vez van a reparar las calles y están llegando las maquinarias que se encargaran de eso…  ¡pero no amigos! no eran los Del Castillo que iban a derribar ese mugroso árbol de mangos, ni era que las maquinas iban a reparar las calles a como yo había pensado, no, era nada más y nada menos que mi primo quien había pasado a buscarme y no habían transcurrido ni tres minutos desde que le dije ¡va!... Ran, Raaaaannnnn, Raaaaaaaaaaan, Ran, Ran, Ran, Ran Ran, Raaaaaaaaaannnnn -¡Dios!- le grite desde la ventana - ¡acaso quieres volverme loco primo!- pero mi primo ni siquiera se había dado cuenta que yo le gritaba desde la ventana porque estaba poseído por aquel ruido infernal. Raaaaaaaaaaaaaaannnnnnnn, Raaaaaaaaaaaaaaaaannnnn, aceleraba una y otra vez sin moverse mientras tocaba el claxon piiiiiiiiiiiiiiiiiiiitttttt, piiiiiiiiiiiiiiitttttt, y todavía el muy estúpido aún con todo ese escándalo me dijo -¡apúrate primo, ya llegué!... a lo que salí con los ojos tan llenos de venas como si acabaran de salir del Gimnasio…

-¡Caray primo estas sordo o que!- se atrevió a decirme con mucho afán el troglodita de mi primo, a lo cual le dije –oye primo, estas motos traen un silenciador en el escape, ¿donde está el tuyo?- ¡ahh!- contestó- se ve que no estas en la onda primo, esas motos con silenciador son para niñitas, esta es una verdadera moto, sólo escucha este celestial ruido Raaaannnnn, Raaaaaaaaaaaaaaan, Raaaaaaaaaan, ¿escuchaste?, le cambié el escape de fabrica por ésta genialidad, ¡como vez!- me dijo sintiéndose el rey del mundo… -¿Qué?- le pregunté intrigado por lo que me había dicho -¡primo primo en qué mundo vives! - volvió a decirme -¡ven súbete! vamos a casa de Ramiro, él también tiene una moto con un escape mejor que este…   



Yo no se ustedes mis queridos lectores pero si en ese preciso momento yo hubiera tenido un galón con 20 litros de gasolina, cinta industrial y un fosforo, hubiera tomado de las greñas a mi primo y con la cinta le habría pegado todo su cuerpo junto a su asquerosa maquina de ruidos infernales y lo hubiera quemado vivo e irme a dormir en paz… mis pobres tímpanos latían como significado de ser un llanto desgarrador para ellos -¿sabes qué primo? me acordé que tengo que lavar la perrera y no creo que pueda acompañarte a dar la vuelta- le dije mientras mi cerebro se hacia grande y chiquito cada vez que este estúpido aceleraba aquel montón de fierros reciclados…

-¡Que gente tan más extraña hay en el mundo! -cavilé en mi cuarto- mira que destruir así sus sentidos auditivos; esto sólo es cosa de gente con mentes enfermas y podridas que pretenden llamar la atención de cualquier forma… transforman sus motos hasta convertirlas en su dios y las veneran lavándolas todos los días, aunque no las usen. El manubrio que por defecto viene orientado hacia arriba (para la gente normal obviamente) pues esta gente descerebrada se los pone hacia abajo, tratando de convertir una motocicleta de uso común marca Italika (jejeje) en una Suzuki súper deportiva, que tengo por muy seguro que nunca en sus miserables vidas llegaran a tener una como esta. Lo que verdaderamente me caga, siguiendo con el tema de esta gente extraña es ¿para qué demonios les ponen ese maldito escape que emite un ruido tan lastimoso? ¿creen que con ese ruido las mujeres caerán rendidas a sus pies? ¡No mamen! Por qué tienen esa idea tan decadente, aberrante y ridícula quisiera que me respondieran…  dejen de torturar a la gente con esta contaminación ruidosa, váyanse a otro mundo, a otra galaxia y púdranse allá. 



Llega el mendigo de mi primo con otra bola de idiotas al día siguiente y liderándolos el mugroso de Ramiro, en una moto marca Italika azul (parece que el mierda Elektra no puede vender otros colores) con el manubrio hacia abajo con mechas como de un metro en cada mango, tapizada con calcomanías de calaveras, al pendejo de Randy Horton y a Bob Esponja vestido de gabacho, antenita con una bolita smile color amarilla moviéndose para todos lados, mayas color rojo con negro en el asiento y del América en la parte del tanque de gasolina (que ridículo)… lucecitas intermitentes en los rines y no podía faltar el enloquecedor escape rugiendo a todo calor como la garganta de una suegra malparida. Al ver los muy estúpidos que su servidor ni siquiera los peló, optaron por largarse a contaminar de ruido a media población presumiendo según ellos sus “caballos de acero”, mientras yo buscaba las aspirinas en el cajón de la vitrina para calmarme el dolor de cabeza que me causaron esas bacterias infecciosas (incluyendo a mi primo) con sus mediocres motocicletas.


Muchas veces uno quiere disfrutar la vida tranquilamente, pero siempre nos vamos encontrar con gente trastocada del coco, inventando o haciendo cosas tan estúpidas como ellos mismos, lo peor de todo esto es que pretenden convertirte en uno de ellos, como si en algún momento yo les hubiera dicho que desprecio el sentido de vivir para unirme a su club. Desgraciadamente no hay una autoridad que regule este tipo de cuestiones que tengan que ver con el exceso de ruido que algunos idiotas producen; no es que yo esté amargado amigos míos, pero si ustedes tuvieran un primo con amigos como el mío quizás me entenderían un poco lo que aquí les estoy diciendo… solo les pido un favor, que cuando vean a un imbécil corriendo en una mugrosa moto Italika haciendo un ruido tan loco como la madre que los engendró… ¡MATENLO!

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