¡Ah que bonito mi choquito!
Ustedes me van a disculpar, pero no me he bañado desde el día que le toqué el vestido a la embajadora de Cárdenas en la imposición de bandas ¡que emoción!... ya quisieran esos pendejitos que se quedaron viendo la transmisión echados en sus asientos hogareños sentir esta satisfacción que siento ahora.



-¡Por fin llegamos!- dije muy emocionado, pero Alex me dijo -¡No mames, aún vamos por el basurero!...
Dos horas después Alex dijo -¡ahora si llegamos cabron! ¡Ayúdame a bajar toda esta pendejada! - ¡Claro!- le respondí-…y comenzamos a bajar como 6 kilos de confeti, tres bolsas de espanta suegras, quince cartulinas con el rostro de la embajadora de Cárdenas, 8 kilos de globo (apenas los teníamos que inflar)- ¡Oye cabron! Dije dirigiéndome a mi amigo Alex – Pero apenas estamos en la gasolinera ¿no? – Él contestó - ¡Si y que pedo! - ¡No me digas que esa bola de güevones están haciendo cola para entrar al máximo evento! – Comenté algo intrigado - ¡No mames! - volvió a responderme, -¿no vez que esa fila es para ir al baño? - ¡Y donde putas están los baños! – Le pregunté - ¡Pues adentro del parque Tabasco, como a un kilometro de aquí! – respondió…

Ni siquiera se nos ocurrió traer el termo con pozol que Alex dejó en el refrigerador de su casa el otro día, para colmo sólo íbamos con lo del pasaje, los pinches tacos estaban carísimos, no nos alcanzaba ni para unos fritos con chorizo, el calor estaba de la pinche chingada, mientras que cada vez más seguían llegando camiones y camionetas cargadas de gente con pancartas.
En algún momento me puse a pensar que Alex de Siracusa tenía razón con eso del pantalón que traje, pues cada que caminaba sentía que las piernas se me rostizaban y los testículos se me freían entre tanto sudor, pero fingía estar fresco para evitar que Alex me burlara…
¡Al fin, al fin! La embajadora de Cárdenas pasaba como a cinco metros de nosotros, Alex se apresuraba con los globos, mientras yo destapaba las bolsas de confeti y las tiraba a los demás compañeros, pero como estaban bañados en sudor se les quedaban pegados en el rostro, era asqueroso verlos con los cachetes y el cuello mezclado de confeti y sudor, alguien me dijo -¡deja de aventar esa puta madre cabron!- y mejor ya no seguí por temor a represalias…

De pronto desperté en la Cruz Roja junto a mi amigo Alex, estábamos aturdidos, pero por fortuna aún con vida… él quería regresar para saludar a la embajadora de Cárdenas, pero los paramédicos nos dijeron que el evento ya había terminado, aunque nos tenían una sorpresa… -¡Cual!- dijo Alex- la embajadora de Cárdenas había venido a felicitarnos por nuestro noble apoyo -¡Y dónde, dónde está! – pregunte muy entusiasmado… pero como estábamos desmayados, sólo nos dejó un poster firmado por ella y se fue…
Al día siguiente, Alex y yo nos prometimos apoyar hasta la muerte a nuestra flor, así es, hasta la muerte…
Saludos Sobrinos...
2 comentarios:
de donde sakras tanto te envidio eehhhh
Voy escribir un libro, nada qué ver con las semejantes tonterías que he escrito hasta ahora, sólo practico la redacción, la coherencia, aunque se que me falta mucho, pero esto sólo es practica, espero producir una lectura interesante... aún estoy en eso.
Saludos.
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